Hasta ese extremo ha minado el prestigio de la lengua vecina la acción apisonadora del Estado jacobino. Son acciones como el conocido sistema de la castaña (con sus variantes), que recordaba otro de los participantes en el reportaje: una castaña pasaba de bolsillo en bolsillo entre quienes hablaban el occitano, y al acabar el día quien tenía la castaña recibía un correctivo.
El euskera también ha padecido (y padece) agresiones, pero su situación es diferente por diversos factores. No obstante, y como cualquier otro idioma, agradece que aumente su prestigio, lo cual se hace básicamente mediante su uso: su empleo en todos los ámbitos y durante los 365 días del año.